Estupa de Boudhanath en Katmandu
De forma ritual, los budistas caminan tres o más veces alrededor de la estupa mientras repite el mantra “Om Mani Padme Hum”.
Al margen de la estupa, es especialmente recomendable acceder a los distintos templos budistas que hay a su alrededor, a los que se puede entrar libremente siempre que previamente uno se descalce.
En el interior, puede verse a los monjes rezar, tocar sus raros y estruendosos instrumentos musicales (trompetas, tambores, grandes caracolas marinas y platillos), recitar mantras, y rellenar velas con mantequilla. Tengo entendido que en el Ashram de uno de estos templos suele pasar largas temporadas Richard Gere en busca del Nirvana, eso sí, según dicen las malas lenguas con ayuda de algo de hierba para facilitar la iluminación.
Nosotros tuvimos que conformamos con tomar un Lassi y un Masala Tea en uno de los restaurantes que hay en lo alto de los edificios colindantes desde los que se tiene unas inmejorables vistas de la estupa.
Templo hindú de Pashupatinath. Cremaciones juntao al rio Bagmati de Katmandú
Continuamos nuestro viaje visitando el cercano templo hindú de Pashupatinath, dedicado al culto de Shiva. Está situado a orillas del río Bagmati, afluente del sagrado rio Ganges, en cuyos ghats se llevan a cabo las cremaciones.
Cuenta la leyenda que Shiva y Parvati llegaron al valle de Katmandú y en su viaje descansaron junto al rio Bagmati. Shiva quedó tan impresionado la belleza del rio y su bosque que decidió quedarse allí a vivir en forma de ciervo. Durante nuestra visita posterior al Sur de la India, concretamente a Tanil Nadú, pudimos ver como en muchas de las estatuas de Shiva que hay en los templos aparece representado junto a ciervos en referencia a esta leyenda.
A pesar del excesivo precio de la entrada, y que en su día ya visitamos la fantástica Benarés, Pashupatinathbien merece la visita, que realmente se limita a los exteriores del templo, pues el mismo está reservado para los hindús. El ambiente enrarecido por las cremaciones, el agua del rio que baja con fuerza del Himalaya y la gran devoción que se respira, hacen de este un lugar mágico y lleno de paz.
Sobrecoge ver con que normalidad tienen asimilada la muerte los hindús.
El sitio esta atestado de falsos Sadus que por unas pocas rupias te invitan a hacerte una foto que a buen seguro acabará en la portada de vuestro álbum. A la vista de sus sonrisas y buen rollo ya os podéis imaginar en que invierten el dinero que obtienen de los turistas a cambio de la foto. Es muy recomendable acercase a la puerta principal del templo para ver a los verdaderos Sadus y seguidores de Shiva.
Ciudad medieval de Backtapur (Valle de Katmandú)
Sin prisa pero sin pausa continuamos con nuestras visitas programadas por el valle de Katmandú. En este caso tocaba la ciudad medieval de Backtapur, a unos 15 KM de Katmandú.
Es la tercera ciudad más grande del valle y fue la capital del país en el siglo XV, aprovechando su localización geográfica en la ruta comercial de la India a
Tibet. La ciudad de Backtapur todavía se conserva bastante antigua, y pasea por sus calles peatonales te hace retroceder varias décadas en el tiempo.
La mayor parte de la población es de etnia Newari, y eso se nota en los típicos
gorros (Bhaad-gaaule) que llevan los lugareños. La plaza de Bhaktapur Durbar eta rodeada de múltiples pagodas y preciosos templos de ladrillos y madera, agrupados en torno a un Palacio de las 55 ventanas (1427), todas ellas delicadamente talladas en madera, y al que se accede por sus dos bonitas puertas (La de los Leones y la de Oro).
Destaca también el Templo Vatsala, con su campana de bronce conocida por los residentes como la “campana de perros que ladran”, y cuando se toca todos los perros de las proximidades comienzan a ladrar y aullar. La plaza como no podía ser de otra forma, está presidida por la estatua del rey Bhupatindra Maila.
Como curiosidad decir que la ciudad de Backtapur sirvió de decorado a muchas de las escenas de la película “El Último Emperador”.
A escasos cinco minutos andando de la plaza principal, se encuentra otra plaza donde se puede visitar el templo Nyatapola, construido en 1702,es la pagoda más alta y famosa de Nepal, asentada sobre cinco terrazas, cada una de ellas presididas por un par de figuras: dos luchadores famosos, dos elefantes, dos leones y Baghini y Singhini, los dioses tigre y león. Cada para de figuras es considerada diez veces más fuertes que las figuras anteriores. En la plaza también esta Templo Bhairab Nath, dedicado a la cara más terrible del dios Shiva.
Comimos en la misma plaza en el Café Nyatapola, se trata de un bonito restaurante que imita una pagoda de madera desde la que se tienen fantásticas vistas de la plaza y sus templos.
Al margen de las vistas, el restaurante no pasa de ser mediocre y muy caro (Comimos los dos por 1.350 NPR sin cerveza).Para colmo ese día no servían pollo. Unos días después nos enteramos que a raíz de una caso de gripe aviar detectado en una granja de Kathmandú, el gobierno ordenó sacrificar todos los pollos de la ciudad y por esta razón los restaurantes no servían pollo.
Después de comer nos dispusimos a continuar visitando la ciudad camino a el templo de Dattatray, unos 20 minutos andado, con la mala suerte de que a pesar de que hasta ese momento el tiempo había sido bueno, de repente el cielo se cubrió y los monzones empezaron a descargar despiadadamente sobre nosotros.
Tal fue el diluvió que a pesar de los chubasqueros que llevábamos y los dos paraguas que compramos sobre la marcha, acabamos chorreando hasta los huesos (mi móvil permaneció luego dos días sin dar señales de vida). El templo de Dattatray es un antiguo Palacio que según los lugareños está construido del tronco de un solo árbol. Merece mucho la visita. La lluvia nos impidió finalmente disfrutar de la cercana Plaza de los Alfareros.
Ciudad medieval de Patan (Valle de Katmandu)
A pesar de la lluvia y del riesgo de quelos monzones volvieran a hacer acto de presencia proseguimos nuestro periplo por el valle de Kathmandú dirección a la ciudad de Patan (350 NPR),en su día conocida como Lalitpur (Ciudad Hermosa).
Al igual que sucede con Katmandú y Backtapur, el epicentro arquitectónico de Patan se sitúa en la Plaza Dubar, que igualmente esta presidirá por su rey, en este caso el Rey Yoganarendra,y cuenta con su propio palacio rodeado de pagodas y templos. Si bien la plaza central es igual o incluso más bonita que la de Backtapur, no ocurre lo mismo con el resto de la ciudad, pues sin querer menospreciar Patan no nos pareció que conservara tanto la tradición y autenticidad que aún perdura en las casas y calles de Backtapur.
A escasos 10 minutos de la plaza está el conocido localmente como Templo de Oro de Patan, dedicado el culto budista, merece ser visitado. Se trata de un pequeño templo de dos plantas completamente cubierto de pan de oro, con bonitas estatuas.
Si tuviera que volver a hacer el viaje, sin duda dedicaría un día más completo a Katmandú para poder ver con más tranquilidad Patan y Backtapur, y disfrutar sin prisas de la Dubar Square de Kathmandú. La visita bien merece un día más para poder asimilar como se merecen ambas ciudades junto con Bodhnat, Pashupatinath.
Terminamos este agotador día de visita por el valle de Katmandí cenando en
un restaurante muy cerca del hotel cuyo nombre no recuerdo. Se trata de una agradable terraza al aire libre en frente del restaurante Everest Steak House. Si bien los Momos estaban bastante buenos, el resto de la cena no pasó de regular (Momos de carne, arroz frito con verduras, pollo a la brasa, patatas y una cerveza Everest).