Día 7.- Pokhara – Kathmandú
Traslado en coche desde Pokhara hasta Kathmandú
A nuestra llegada nos dirigimos otra vez al hotel Nirvana Garden. Como la suite en la que nos alojaron los primeros dos días seguía con la avería en la cisterna, decidieron recolocarnos en otra suite que tenían disponible, en este caso en una planta quinta sin ascensor. La habitación aunque muy grande y con buenas vistas a la ciudad, adolecía de los mismos defectos: los muebles estaban muy viejos, el baño necesitaba una importante reforma, y la limpieza no era todo lo buena que cabía exigir.
Paseo por el barrio de Thamel en Kathmandú
Después de dejar las maletas y descansar no más de diez minutos, nos apresuramos a adentrarnos en el barrio de Thamel en busca de chocolates y bollos que llevar esa noche a casa de Ajuna y Sushil (Youwa Travel and Tours), que muy amablemente nos había invitado a cenar esa noche a su casa para conocer a su familia y despedirnos. La tarea no fue fácil, pero al final encontramos una pastelería en la calle principal que baja a Dubar Square que estaba muy bien.
De camino visitmamos la estupa de Kathesimbhu, que dicen es una réplica de la estupa Swayambunath. La verdad es que son muy parecidas. La colorida estupa se encuentra en una tranquila bocacalle de Thamel, y la verdad es que nos gustó mucho tanto por su belleza, como por el ambiente que se respira a su alrededor.
En la misma plaza hay un templo budista tibetano al que se puede entrar sin problemas, donde vimos como los jóvenes monjes preparaban los cuencos del arroz para la cena y empezaban a encender velas de mantequilla para la noche.
Sin tiempo para más, volvimos al hotel para darnos una ducha rápida antes de que nos vinieran a buscar para la cena. Me dio mucha pena no haber tenido algo más de tiempo para volver a visitar Dubar Square y disfrutar algo más paseando por Thamel.
Llegamos a casa de Ajuna y Sushil a eso de las 19:30, donde nos esperaban con sus hijos pequeños, la encantadora madre de Ajuna, su cuñado Arjun que había hecho de nuestro conductor durante el viaje y su mujer.
Nos agasajaron con cervezas, un guiso de carne de cabra que con cariño y esmero había preparado especialmente Ajuna para nosotros y estaba realmente bueno, y un típico thalí que comimos con la familia en la cocina. En la misma casa, tienen un despacho que utilizan para llevar la agencia, y una habitación que ofrecen como Guesthouse en la que no nos hubiera importado pasar las noches que estuvimos en Kathmandú en lugar de en el Nirvana Garden.
La verdad es que fue una experiencia inolvidable compartir la cena con esa encantadora familia. Terminamos la noche volviendo al hotel en moto tras un paseo por las calles de Katmandú.