Día 14: Excursión en moto por el interior de Bohol: Chocolate Hills, Tarsiers, Pangas Falls, rio Loboc…
Desde Alona Beach hasta el mirador de las montañas de Chocolate hay un largo camino, de unos 80 KM. Nosotros tardamos algo más de 2 horas en completar el trayecto.
Por el camino fuimos adelantando a los autobuses turísticos que hacen el mismo recorrido y van parando en el Monumento del Pacto de Sangre (Blood Compact Monumet), la Iglesia de Baclayon, y alguna que otra granja de mariposas o serpientes que se sitúan a los pies de la carretera principal. La excursión organizada, que incluye también el Santuario de Tarsiers y el crucero por el rio Loboc sale por 400 P por persona, eso sí, las entradas se pagan aparte. Nosotros preferimos la moto, que nos da la libertar de ir a nuestro aire y no depender del grupo.
Man made Forest de camino a las Chocolate Hills:
Unos 20 KM antes de llegar a las Chocolate Hills paramos a descansar y hacer alguna foto en el curioso Man Made Forest.
Se trata de un bosque de 2 KM de longitud, atravesado por la carretera principal, y formado por altos arboles que hacen descender la temperatura ambiente de forma considerable. Se agradece pasar por allí en días como ese donde el calor aprieta.
Las montañas de Chocolate (Chocolate Hills).
Llegando ya a las Chocolate Hills, se “picó” con nosotros una moto conducida por una pareja, hasta el punto de que acaban saltándose el control de vehículos que hay para subir al mirador y pagar la entrada (50 P).
Como no podía ser de otra forma son españoles. Llevaban varios días en Loboc alojados explorando los alrededores. Era su primer viaje por el Sudeste y andaban alucinados con Filipinas y su gente.
Desde el mirador la vista es fantástica, llamándonos la atención, no sólo las singulares colinas, sino también, el espectacular azul del cielo.
Baño en las Pangas Falls:
Estuvimos un buen rato allí arriba, hasta que decidimos volver a la moto y poner rumbo a las Pangas Falls.
Se trata de unas cascadas de las que no habíamos oído nunca hablar hasta que nos recomendaron su visita los madrileños con los que habíamos coincidido en el hotel. Para llegar hay que tomar un desvió a 9 KM de las colinas, dirección Alona, y coger allí una pista de tierra durante 4 KM más. El camino de tierra se hace muy largo, pero el paraje junto al rio, rodeado de plantaciones de arroz y pequeñas aldeas de locales que se sorprenden al vernos por allí, bien lo merece.
Poco antes de llegar a las cascadas hay un puente colgante sobre el rio que invita a la aventura.
Una vez en las cascadas, tras pagar la entrada (10 P), y ver que estamos nosotros solos, no dudamos en ponernos los bañadores y darnos un reconfortante chapuzón en aquellas aguas. Sin nadie alrededor aquello es para nosotros un paraíso.
Conociendo a los Tarsiers en el Santuario de Corella:
El agua nos dio hambre, y aunque en principio nuestra idea es comer en el buffet que incluye el crucero por el rio Loboc, el hambre aprieta y acabamos comiendo frente al Santuario de Tarsiers de Corella (50P), que vistiamos tras la comida.
Estamos ante los primates más pequeños del mundo. Sólo 15 CM. Son capaces de girar la cabeza 180 grados, y destacan por sus desproporcionados ojos, y sus singulares manos. Estan en peligro de extinción y sólo pueden verse en Bohol, y en algunas zonas de Indonesia. En Filipinas fueron casi exterminados en su totalidad por cuál de las supersticiones locales, ya que los Filipinos consideran que es un animal que da mala suerte.
A Martina le parecen un encanto. A nosotros también, pero a ratos la larga cola nos hace ver más similitudes con las ratas que con los monos.
El centro se recorre rápido, y es muy fácil ver a los tarsiers, pues los cuidadores se encargan de enseñarte donde están. Como son animales nocturnos, casi todos andan durmiendo colgados sobre las ramas de los árboles.
Salimos rápido del santuario con intención de llegar Loboc para hacer el crucero por el rio. Por desgracia llegamos justo cuando acaban de salir las últimas barcas del día. Una pena, porque aunque el tema es algo “turistada”, creo que nos hubiera gustado bastante. El entorno por el que discurre el crucero debe ser muy bonito, tanto que fue el elegido en su día para rodar Apocalypse Now.
Atardecer en la Playa de Danao:
Con algo de decepción, decidimos voler al Hotel a descansar algo antes de ir, esta vez si, a disfrutar de la puesta de sol en la playa de Danao. La verdad es que llegamos algo tarde, y la puesta de sol queda además algo deslucida aquella tarde porque hay demasiadas nubes.La
playa de Danao, 3 KM al sur de Alona, sería una playa preciosa de no ser porque su orilla está totalmente ocupada por las Bangkas que allí están varadas, y llena de algas que no se recogen desde hace muchos años. Una autentica pena, pues más allá del Linaw Beach Resort, hay una zona de cocoteros y una línea de playa de arena blanca ciertamente espectacular a poco que se cuidara algo el entorno.
De vuelta a Alona, dejamos la moto, y nos fuimos andando hasta el Farmville donde cenamos nuevamente de maravilla.
Tomarnos los helados de rigor, y nos dispusimos a dar un paseo nocturno por la playa de Alona en busca de algún barquero que nos quisiera llevar al día a la isla de Balicasag. Nuestra idea eera no pagar más de 1.600 P por una Bangka privada para todo el día, pero la verdad es que no tuvimos suerte y nos cuestó mucho encontrar alguien que quisiera hacerlo por menos de 1.800 P. Al final dimos con un chaval que andaba por allí con su novia, y tras negociar con el, acordamos dejarlo en 1.500 P.
El chico quería que le paguaramos esa noche una señal de 300 P. Nos negamos, y finalmente dio su brazo a torcer, comprometiéndose a estar en ese mismo lugar a las 9:00 de la mañana para conducirnos al barco.