Días 14 a 17: Isla de Dhiffushi
La Bikini Beach de Dhifussi
La Bikini Beach de Dhiffushi es muy fotogénica. Desde cualquier punto se divisa al frente la isla Meeru con su Resort y su hilera de overwaters. Todo sobre una laguna de agua cristalina con alucinantes tonalidades azules que, con buen tiempo, tiene que ser de lo más espectacular.
Es la foto de lo que uno espera tomar en Maldivas. Tan cerca está el Resort Meeru, que durante nuestra estancia varios turistas de Dhiffushi se animaron a cruzar hasta allí en kayak, o haciendo snorquel, disfrutando incluso de la piscina del complejo sin que nadie les dijera nada.
A pesar de lo bonito que resulta en la foto no todo es perfecto, y ciertamente la playa se queda pequeña para tanto turista.
Sus no más de 50 metros de arena son insuficientes para absorber el turismo atraído a la isla por su hotel, el Rashu Hiyya en el que nos alojamos, y sus cuatro Guest House.
En momentos de máxima ocupación las sombrillas y tumbonas de los hoteles cubren por completo toda la primera línea de playa. No quiero ni pensar cuando empiecen a abrir el resto de Guest House que a día de hoy están en fase de construcción.
Me imagino que al final no tendrán más remedio que permitir el bikini en las otras playas de la isla para dar cabida a tanto turista que está por llegar.
De hecho, la isla cuenta con otras dos buenas playas, que a poco que limpiaran bien podrían competir en belleza con la Bikini Beach . Una al sur de la isla, y otra al norte, en la orilla opuesta a la Bikini Beach.
El otro gran problema de la Bikini Beach es que el canal de navegación abierto en la laguna para que los barcos puedan acceder al puerto pasa a escasos metros de la línea de playa. No más de 2 o 3 metros en algunas zonas.
Es muy molesto estar pendiente de los barcos que pueden pasar. Además, a diferencia del resto de la laguna, donde no cubre nada, en el canal la profundidad es bastante acusada.
Esnorquel en la isla de Dhiffushi
Frente a la playa, al otro lado del canal de navegación, a escasos 100 metros de la línea de costa, hay colocados unos grandes bloques de hormigón que empiezan a estar ya cubiertos de coral.
Es el único punto accesible a nado desde la playa donde se puede hacer un snorkel aceptable.
Conociendo la Isla de Dhiffushi. Hoteles, guest house, restaurantes y excursiones.
En cuanto a la isla, a pesar de su pequeño tamaño, no más de 1km de largo por 200 metros de ancho, tiene de todo.
Cuenta con varios supermercados bien surtidos, guardería, una escuela, mezquita, e incluso campo de futbol.
Para los turistas tiene, además, varios bares donde tomar un refresco (Dream Corner y Cozy Café), un restaurante (Faruma), y dos centros de buceo. Eso sí, hay que tener en cuenta que estas en una isla local habitada por maldivos de religión musulmana.
No se puede adquirir alcohol, ni siquiera en los hoteles, y sólo está permitido el baño en bikini en la playa habilitada al efecto.
Las mujeres de la isla van ataviadas con Hiyab o Chador, con el que incluso de bañan, y hay que tener un poco de recato con la vestimenta si se quiere salir a dar un paseo. No se trata de que las mujeres lleven cubiertas piernas y brazos, sino simplemente de no ir en bikini por el centro del pueblo. La gente local, sin ser especialmente amable, se limita a convivir con los turistas sin demasiado roce, a excepción claro está, de quienes trabajan para los turistas.
La isla lógicamente fea no es, pero es verdad que en las zonas menos turísticas la suciedad es patente. Tienen un grave problema con la gestión de la basura, y es algo que deberían mejorar, pues la apariencia externa mejoraría notablemente.
Las Guest House y el Hotel ofrecen multitud de excursiones a precios asequibles: Excursiones en barca para hacer snorkel (25-30 USD/PP); excursiones a bancos de arena en medio de la laguna, Sandbanks, donde pasar unas horas con la única compañía de una sombrilla (25 USD/PP); pesca nocturna (30 USD/PP); excursión al atardecer para ver delfines (30 USD/PP).
Los alojamientos también cuentas con equipos de snorkel, kayak, body surf, motos acuáticas e incluso un catamarán. Además, en los centros de buceo se puede hacer al bautismo por 65 USD/PP, inmersiones por 60 USD/PP o incluso sacarse el PADI.
Nosotros intentamos hacer el bautismo en el centro de buceo que mejor pinta tiene de la isla, en el que está en el sur y está dirigido por una chica francesa. Al final lo dejamos por imposible, porque a pesar de sus buenas palabras estaba claro que no les hacía ninguna gracia llevarnos con Martina, más que nada, porque al tenernos que quedar uno de los dos en el barco cuidando de la niña mientras el otro hacia la inmersión para ellos suponía tener que hacer el trabajo por duplicado.
También nos quedaos con muchas ganas de hacer la pesca nocturna. Según nos contaron una pareja de Barcelona que estaban alojados en el Bibee y con los que entablamos cierta amistad, a la experiencia de salir a pescar por la noche, se le unía el hecho de dar cuenta de la captura después en la barbacoa posterior. Nosotros al final tuvimos que conformamos con hacer un día Kayak, y otro la excursión de snorkel.
Todas las noches salíamos a dar un paseo y a cenar al Restaurante Furuma, que sin ser gran cosa, tiene un precio estupendo, y está bastante bien montado. Además, el servicio es muy atento. Una de las noches optamos por ir a cenar al Bibee, que fue el único sitio donde vimos que ofrecieran pescado fresco más allá del siempre omnipresente atún. Tómanos un gran Red Snapper por 90 LKR.
La noche siempre terminaba con un paseo por la playa.
A partir de las 9:00 las mantas y los tiburones de punta negra se acercaban a la orilla a comer lo que le ofrecen los chicos del Bibee. Casi se podían tocar con la mano.
Nosotros alucinábamos casi tanto como Martina con el espectáculo.
Cuando uno planea su viaje a un paraíso como Maldivas nunca cuenta con que el tiempo vaya a ser tan malo.
Sabíamos que de Mayo a Octubre es época de monzones, pero no contábamos con que, a diferencia de lo que habíamos vivido en otros países asiáticos, los monzones aquí no se limitaban a fuertes chubascos pasajeros, aquí, a parte de los chaparrones, la permanente de nubosidad apenas dejaba ver el sol unos minutos al día.
El caso es que nuestra opinión sobre Maldivas y Dhiffushi quedó para siempre distorsionada por el mal tiempo, que hizo que las altas expectativas que teníamos se vieran gravemente mermadas. Además, hay que decir que no somos muy dados al turismo de sol y playa, y pronto nos agobiamos de ver y hacer siempre lo mismo, por muy bonito y divertido que sea.