Día 13: Kuala Terengganu – Pulau Kapas. Barrio chino de Kuala Terengganu, Ferri desde Marang a Kapas, y primeras impresiones de la isla y del Turtel Valley Resort.
Que ver en Kuala Terenganu en una mañana:
Como el día anterior nos habíamos quedado con ganas de visitar el barrio chino de Kuala Terengganu, decidimos salir muy temprano a dar un paseo por la ciudad, y aprovechar para comprar algunas provisiones para Kapas.
A esas horas el barrio chino está completamente vacío, y el que a buen seguro es muy interesante mercado central esta aún cerrado. Nos conformamos con ver algo del arte callejero que a modo de imitación de George Town tienen allí, contemplar sus singulares Shophouse y ver algún templo chino que a esas horas empieza a recibir la visita de los fieles más madrugadores.
Compramos en un 7 Eleven algunas provisiones que luego nos vinieron muy bien en Kapas, pues en la isla no es fácil encontrar chocolatinas, galletas ni patatas fritas, y en caso de haberlas, son mucho más caras.
Cómo llegar hasta la isla de Pulau Kapas desde Kuala Terenganu:
A las 10:00 hacemos el Check Out del hotel y cogemos un Grab que nos acerca hasta el muelle del pueblo de Marang, situado frente a la isla de Kapas que se ve fácilmente al fondo.
Para cruzar a la isla hay un par de empresas de ferrys, con 4 o 5 salidas diarias. Nosotros elegimos para hacer el trayecto a la empresa Suria Link, con quien habíamos contactado días antes para asegurarnos el viaje. Cuando llegamos nos estaban esperando, así que no tardamos nada en partir con dirección a la isla. En el barco coincidimos con una familia española que llevan un año en Kuala Lumpur trabajando. Cuando tienen tiempo libre se dedican a visitar las zonas de costas, y de las famosas solo les queda Kapas. De las visitas nos dicen que su orden de preferencia es Redang, en primer lugar, y luego Perhentian y Tioman.
Se nota mucho que es víspera de fin de semana, y lo que es peor fiesta nacional. Se celebra la Merdeka (31 de agosto), feo nombre para conmemoran el día de liberación de Malasia del imperio Británico. El caso es que pronto nos damos cuenta que muchos malayos han aprovechado la fiesta para acercarse a Kapas a disfrutar de sus playas, y todo esta lleno de locales con ganas de pasar un buen día de playa en familia. Como días después comprobaríamos, nada tiene que ver la isla los fines de semana, repleta de locales y domingueros, con los días entre semana, donde sólo quedamos en la isla unos pocos turistas extranjeros.
Tenemos suerte y la parada en nuestro hotel es la última, con lo que aprovechamos el viaje para tener una primera impresión de la isla, pues antes paramos en la Pulau Gemia, con su caro complejo hotelero, en la playa del KBC atestada de locales y turistas, y en la playa de Kapas Resort donde se encuentra el muelle principal de la isla. La primera impresión que nos llevamos de la isla es muy buena, sobre todo de las playas más al norte que se ven casi vacías, y del fondo marino que ya desde la barca resulta espectacular.
Cuando ya parece que vamos a dejar atrás la isla, aparece tras un pequeño cabo la playa de Turtle Valley Resort, nuestro apartado hotel. Desde el mar las cabañas se ven muy bonitas, y la playa, aunque no tan bonitas como las otras, parece casi privada.
Ya en tierra nuestra percepción del lugar pronto cambia a peor. El dueño del complejo viene a recibirnos de mala gana, y se limita a tirarnos la escalerilla de madera que se utiliza para bajar de la barca sin decirnos ni hola, ni mucho menos ayudarnos a bajar las maletas. Su mujer Sylvia, la verdadera guardiana del lugar, nos esperaba en la cocina para ponernos al día de todas las normas que teníamos que cumplir para poder alojarnos allí. La verdad es que el alojamiento resultó sucio, y caro para lo que ofrecen. Y la estancia allí por momentos fue algo desagradable por la dejadez de los dueños.
Elegimos el alojamiento pensando que era lo más exclusivo de la isla, a la vista de que era el más caro y tenía buenas opiniones, pero creo que nos equivocamos de lleno.
Nada más llegar, coincidimos con una pareja de españoles que se iban esa misma mañana. Habían estado en las Perhentian, y nos decían que el alojamiento era mucho mejor y más variado que aquí, aunque les había gustado más el fondo marino y las últimas playas de Kapas, donde aseguraban que entre semana no había ni un alma.
Aunque disgustados con el alojamiento, por lo menos el emplazamiento es idílico, así que el resto de la tarde la dedicamos a disfrutar de la playa semiprivada, y de su precioso fondo marino lleno de anemonas, nemos, bancos de peces de colores, calamares, e incluso llegamos a ver un pequeño tiburón de arrecife.
Ya tendríamos tiempo los siguientes días para explorar el resto de la isla, y darnos cuenta de que había vida más allá de Turtel Valley.
