Día 12: Suazilandia: Valle de Ezulwini – Mantenga Cultural Village – P.N. Mliwane
Excursión al Pobaldo Cultural de Mantenga. Espectáculo de bailes tradicionales Swuazis:
La visita al Poblado Cultural de Mantenga (200 ZAR), consiste en una visita guiada por un poblado Swazi, con sus tradicionales chozas de paja, y donde te explican las costumbres y tradiciones de los Swazis. Finalizado el Tour se puede asistir a una representación de bailes tradicionales (hay dos al día: 11:30 y 15:15), donde hombres y mujeres vestidos de trajes tradicionales cantan y bailan de forma acrobática. Se trata de una atracción turística en toda regla, pero a nosotros el baile y los bonitos cantos nos merecieron la pena.
Del poblado parte un camino que termina en las bonitas Mantenga Waterfalls.
Entre unas cosas y otras se nos hizo bastante tarde, con lo que en lugar de ir a comer al P.N. de Mliwane, como teníamos previsto, decidimos buscar algo allí cerca. Terminamos en Pizza Vesubio, un italiano con una terraza con una decoración algo Kitsch, bajo un enorme árbol, donde comimos peor de los esperado.
Tarde de safari en el Parque Nacional de Mliwane en Suazilandia:
Continuando nuestro camino, llegamos al Parque Nacional de Mliwane (150 ZAR). Situado a los pies del Monte Nyonvane, se trata de una reserva privada cuya característica principal es que carece de grandes depredadores terrestres, lo que permite a los visitantes recorrerlo no sólo en coche, sino también a pie, a caballo o en bici. El paisaje es bonito, muy verde, y abundan las cebras, los cerdos salvajes, los ñus y como no, los kudus y antílopes. Cuidado eso sí con el embalse que hay en su entrada porque está lleno de cocodrilos.
Nosotros intentamos dar un paseo a caballo, pero finalmente no pudo ser porque Martina tenía que ir sola, y nos dijeron que era demasiado pequeña, así que nos conformamos con dar una vuelta en coche por alguno de los caminos.
El parque nos hacía especial ilusión también porque entre sus modalidades de alojamiento ofrece unos huts de paja, al estilo Swazi, muy originales. Por dentro además tienen todo tipo de comodidades (electricidad y baño completo), y están muy bien decorados.
Cenamos en el restaurante del Parque, que tiene una terraza muy bonita con vistas a un embalse. La cena volvió a ser de bufet (200 ZAR Pax), pero esta vez estuvo algo mejor que la de Hlane. A Martina lo de dormir dentro de una cabaña de paja la “flipó”.