Día 11: Suazilandia (Esuatini). Parque Nacional de Hlane – Valle de Ezulwini.
Mañana de safari en busca de rinocerontes por el Parque Nacional de Hlane en Suazilandia (Esuatini):
Dedicamos gran parte de la mañana a recorrer en coche los caminos del pequeño Parque Nacional de Hlane donde disfrutamos viendo, entre otros animales, un montón de enormes Rinocerontes que campan por allí a sus anchas, y a los que no paramos de oír durante toda la noche.
Como sería el ruido que hacen estos animales, y lo cerca que estaban de nuestra cabaña, que una de las veces Martina se levantó sobresaltada preguntando si habían entrado en la habitación.
En uno de nuestros encuentros con los Rinocerontes no tuvimos más remedio que dar la vuelta por donde había venido, pues tuvieron a bien sentarse a tomar el sol en medio del camino. Cualquiera se baja del coche a razonar con ellos para que se aparten.
El parque de Hlane tiene además un bonito embalse donde está permitido bajar del coche. Estuvimos allí un buen rato contemplando el paisaje y viendo como acudían manadas de antílopes a beber.
Como era de esperar, no vimos ningún león, pues por lo visto los tienen “encerrados” en una zona específica del Parque a la que sólo es posible acceder contratando un Private Game, cosa que nosotros teníamos vetada, ya que no admiten niños tan pequeños. Tampoco vimos elefantes, pero haberlos haylos según Sergio, que nos contó que el día anterior los habían visto rondando la charca del restaurante.
Traslado en coche desde Hlane hasta el Valle de Ezulwini en Lobamba:
Recorrido el Parque, y hechas las maletas, retomamos la carretera camino de Lobamba en el Valle de Ezulwini. Dejamos Hlane con pena. El Parque, en cuanto a dimensiones no es gran cosa, pero las cabañas, la charca junto al restaurante y el toque de los quinques de aceite nos había dejado un gran sabor de boca.
Cena en el restaurante de Mantenga Lodge:
Por la noche, siguiendo los consejos de la dueña de Damicha, nos acercarnos a cenar al Mantenga Lodge. Es un bonito complejo que cuenta con un buen restaurante, donde cenamos estupendamente en su agradable terraza. Durante la cena se acercó a hablar con nosotros la dueña del hotel. Una burgalesa llamada Paloma que durante sus años trabajando de abogada en Londres conoció a Suazilandés, hijo de los dueños del hotel, y con el que acabó casado.
Ahora está a la espera de un niño al que pensaba educar en Suazilandia, aunque para dar a luz prefería ir hasta Durban. Estaba contenta con su vida allí, y se quejaba mucho de lo poco que se conocía en España su nuevo país. Nos contó muchas cosas interesantes de Suazilandia. Nos despedimos de ella deseándola toda la suerte del mundo con su bebe, y con su hotel.