Día 7: Guilin – Yangshuo. Crucero por el rio Li
Crucero por el rio Li desde Guilin a Yangshuo.
A las 8:00 de la mañana estábamos en recepción a la espera de que viniera un autobús a recogernos para trasladarnos hasta el muelle desde donde parten los cruceros que navegan por el rio Li 漓江, con destino a Yangshuo 阳朔.
Con nosotros venia una pareja senior de londinenses que estuvieron haciéndole monerías a Martina. Como solo pasaeiamos dos noches en Yangshuo, antes de volver nuevamente a Guilin para coger el tren de alta velocidad con destino a Hong Kong, decidimos dejar en el hotel gran parte de nuestro equipaje y llevar únicamente la maleta de mano para viajar más cómodos.
Con puntualidad casi suiza apareció el autobús, que ya venía prácticamente lleno de recoger a otros turistas. Casi todos eran chinos, aunque había algún estadounidense, italianos y holandeses.
En algo más de 30 minutos llegamos al muelle de Zhijiang desde donde salen los cruceros. Aquello era un hervidero de turistas, y es que por lo visto todos los barcos, más de 15, parten a la misma hora desde allí. Por fuera todos los barcos se ven muy similares, aunque se supone que hay varias categorías.
A nosotros sólo nos ofrecieron el Luxury (400 ¥), que hace honor a su nombre, con una sala bajo cubierta con amplios asientos de cuero numerados, aire acondicionado, servicio de azafata y unos grandes ventanales desde los que disfrutar del paisaje. La cubierta superior es toda transitable para poder contemplar desde allí el paisaje.
El viaje incluye una comida tipo avión consistente en arroz, pollo frito, verdura y setas salteada, que dentro de lo que cabe no está mal.
El trayecto dura cuatro horas, siendo su mitad final más interesante que el primer tramo. Pasamos las cuatro horas subiendo y bajando a cubierta para contemplar del paisaje. 
Es una pena, pero el día esta nublado, y a ratos nos llueve. Coincidimos durante el viaje con una pareja de españoles que van en viaje programado con un grupo de italianos. Vienen de hacer Pekín y parque de Zhangjiajie (Paisajes de Avatar). Nos dicen que no les está gustando demasiado el viaje. Quizás sea porque viajan empaquetados, de puerta a puerta de atracción turística, y en hoteles alejados del centro. Quizás sea porque no a todo el mundo le tiene que gustar China. El caso es que su visita a esta zona se limita a hacer el crucero y volver por la tarde en autobús a Guilin para salir al día siguiente dirección a Shanghai. 
Al tiempo de preparar el viaje nuestra primera intención, por ser la más remendada por los viajeros, era ir hasta el puerto de Yangdi en autobús, y allí contratar una barca a motor de “bambú” (realmente son de PVC), con capacidad para cuatro personas, y que nos llevara hasta Yangshuó. Realmente esa es la parte más bonita del rio Li, y hacerlo en barca es mas escénico que en un gran crucero. Pronto tuvimos que desistir de la idea, pues esta prohibido ir en este tipo de barcas con niños menores de 7 años, así que no nos quedó más remedio que optar por la “turistada” del crucero. Y no es que no merezca la pena, pues el paisaje es verdaderamente bonito, sino que la otra opción resulta más atractiva.
De todas formas, después de haber visitado Yangshuó, recomendaríamos en primer lugar hacer el mucho más tranquilo descenso en barca de remos por el rio Yulong, desde el Jinlog Bridge, y dedicar el resto del tiempo a perderse con la moto por los alrededores del propio rio Yu Long, y de XingPing (en el rio Li), desde donde se puede contemplar mejor, tanto el mural de los nueve caballos, como el famoso paisaje del billete de 20 ¥.
Llegada a Yangshuo. Alojamiento.
Disfrutado el paseo, a pesar del mal tiempo, llegamos al puerto de Yangshuó, donde también desembarcan todos los cruceros a la misma hora, con lo que se vuelven a formar montoneras de turistas, acosados por vendedores ambulantes, conductores de taxi eléctricos, y supuestos pescadores con Cormoranes dispuestos a dejarse fotografiar por unos cuantos Yuanes.
Como nuestro hotel (Humble Inn Boutique) está a escasos 10 minutos del puerto no dudamos en acercarnos andando. Aún con el Maps.Me nos cuenta encontrarlo, pues esta algo escondido en una pequeña calle, céntrica, pero alejada de la bulliciosa West Street.
Dedicamos el resto de la tarde a pasear por los alrededores, merendar sandia y melón que compramos al corte, y dar cuenta de un fabuloso café (35 ¥) en una cafetería cercana al hotel. Otros años echábamos de menos el vino, malo y muy caro en Asia, pero este año lo que realmente añorábamos era tomar un buen café. Martina lo que echaba en falta era el chocolate, así que no iba a ser menos, y la compramos unas galletas de chocolate que devoró con la misma alegría con la que nosotros recibíamos nuestra ansiada dosis de cafeína.
Paseo nocturno por la entretenida West Street.
Ya de noche, salimos a conocer la turista calle de West Street, repleta de tiendas de suvenirs y productos típicos de la zona, restaurantes, puestos ambulantes, y muchos, pero que muchos chinos, pululando de un lado a otro. Aquello era un Khao San Road en versión china.
Como estábamos algo cansados de la comida China decidimos darnos una tregua y sentarnos a cenar en un restaurante italiano, que como era de suponer, tenía poco de italiano, aunque a Martina aquellas Pizzas le supieron a gloria. 
