Día 9: Yangshuo – Guilin. Excursión en moto por el rio Li y el pueblo de Xingping.
Conociendo Xingping.
Xingping aún mantiene las casas antiguas de madera de cuando no era más que un pequeño pueblo de pescadores a orillas del rio Li. Su diminuto casco histórico, de apenas cuatro o cinco calles, es muy agradable para dar un paseo, comprar souvenirs, o reponer fuerzas tomando algo en sus coquetos restaurantes.
El mural de los 9 caballos.
Nos tomamos un rico batido de Mango, y continuadmos nuestro camino hacia el mural de los 9 caballos, 6 km más al norte. Llegamos justo hasta la base de la montaña desde la que no se aprecia el famoso mural. La carretera termina precisamente allí, y para proseguir el camino es necesario cruzar en un trasbordador a la otra orilla desde la que si puede contemplarse perfectamente el mural.
Nosotros como ya lo habíamos visto durante el crucero decidimos no cruzar, y nos quedamos en la orilla un buen rato viendo pasar de forma incesante barcas de bambú que bajaban llenas de turistas desde Yandi, con dirección a Yangshuo. Sólo unas pocas paraban allí para desconsuelo de las señoras que se ganan la vida esperando a que algún turista se haga un foto con ellas posando con sus Cormoranes.
Paisaje del billete de 20 Yuanes.
De vuelta, hacia Xingping, antes de parar en el mirador del paisaje de los 20 Yuanes, decidimos hacer un alto en un restaurante que había en la carretera para comer algo, y sobre todo beber. Y es que el calor aquel día era insoportable, tanto que llegamos a echar de menos la lluvia del día anterior.
Un par de kilómetros antes de llegar al pueblo hay dos miradores donde la gente se agolpaba para fotografiar el idílico paisaje que estampado en los billetes de 20 ¥. Todo el mundo se hace allí la misma fotografía sujetando entre las manos el famoso billete. Algunos, que no llevan ninguno encima, lo piden prestado para inmortalizar ese momento. Así somo los turistas.
Era hora ya de volver a Yangshuo. Teníamos una hora de viaje por delante, y luego había que dejar la moto, recoger la maleta que nos guardaban en el hotel, y coger un autobús que nos llevara de vuelta hasta Guilin.
Atrás quedaba Yangshuo y sus preciosos alrededores a los que no nos hubiera importado dedicar un par de días más, de haber tenido más tiempo.
Autobus desde Yangshuo hasta Guilin.
El autobús tardó más de lo esperado en hacer el trayecto. Se suponía que era una hora aproximadamente y tardamos al final casi dos (25 ¥). Está claro que no puede uno fiarse de las estimación oficial de duración de los trayectos de autobús. La parada esta vez esta muy cerca del hotel, tanto que no tardamos nada en llegar andando.
Allí aguardaba la simpatica Pegy, que nos tenía preparada la misma habitación con vista al rio del primer día. Después de la ducha salimos a cenar. Antes queremos ver el mercado nocturno pero a esas horas ya estaban cerrando. Terminamos cenando en el magnifico Pub-Restuarante Rice Noodles. No nos extraña nada que sea el número 1 de Tripadvisor. La comida estaba buenísima y el sitio esta muy bien puesto.
De vuelta ya al hotel, volvimos a ver las pagados del sol y de la luna, y sin quererlo nos topamos con una de las atracciones más famosas de Guilin, La Colina del Elefante. No pensábamos que estaba tan cerca. Eso sí, tienen dispuesta unas vallas para impedir que se pueda ver correctamente y tengas así que pagar a la entrada.
Llegando al hotel, pasamos por una calle repleta de restaurante típico chinos. Llama la atención que toda la materia prima la tienen expuesta viva en la calle: El pescado y el marisco en barreños llenos de agua; los pollos, gallinas y patos en jaulas. Vemos incluso un animal, mezcla de erizo y oso hormiguero que se nos hace difícil pensar que pueda acabar servido en la mesa. Aquí se lo comen todo.