Hoy nos tocaba trasladarnos en tren hasta las famosas ruinas de Ayutthaya, antigua capital del reino de Siam desde el S XIV, coincidiendo con el declive del imperio Khmer (Camboya – Angkor Wat), hasta que en el S XVIII fue definitivamente arrasada por sus vecinos Birmanos.
Nos gustan mucho las ruinas con lo que la visita nos hacía especial ilusión. Nos hubiera gustado mucho visitar también las bonitas y menos conocidas ruinas de la ciudad histórica Sukothai, capital de Tailandia justo antes de Ayutthaya (S XIII-S XIV), pero por motivos de logística y tiempo decidimos eliminarlas de nuestro itinerario.
Tren desde Bangkok hasta Ayutthaya
Para trasladarnos hasta Ayutthaya optamos por el tren, ya que la estación centralde Hua Lamphong nos quedaba muy cerca del hotel, tanto que nos confiamos, y terminamos corriendo más de la cuenta para coger el tren de las 8:20.
Al ir con la niña, y cansados de pasar calor en Bangkok, optamos por coger el billete de ida y vuelta en vagón con Aire Acondicionado (245 Bahts por persona), lo que sale 8 veces más caro que la alternativa del vagón con ventilador (60 Bahts por persona).
Aunque sólo hay 85 KM de separación entre Bangkok y Ayutthaya, el trayecto se prolonga durante dos largas horas, pues el tren va lentísimo, y encima para muy a menudo en los pasos a nivel para ceder el paso a los coches.
Explorando las ruians de Ayutthaya en Tuk Tuk
A la llegada a la estación de tren de Ayutthaya toca negociar con los conductores de tuk tuk el recorrido a seguir y el precio. Aunque se supone que el precio oficial es de 300 Bahts por hora, nos fue fácil conseguirlo por 800 Bahts durante 4 horas, suficientes para ver las atracciones principales de la ciudad. Se nota mucho que es temporada baja y la oferta turística es muy superior a la demanda.
Primera Parada: Wat Yai Chai Mongkhon
Subidos en nuestro Tuk Tuk no dirigimos sin demora a nuestro primer destino, las ruinas del templo Wat Yai Chai Mongkhon (S XIV. 20 Bahts). Destaca por su gran chedi central de ladrillo rojo de 62 metros de altura, y las innumerables imágenes de buda de distintos tamaños dispersas por el recinto vestidas con túnicas amarillas. Curiosamente todas mantienen su cabeza intacta, lo que resulta extraño teniendo en cuenta que en el resto de templos que visitamos era difícil encontrar alguna imagen que no hubiera sido decapitada en su día por los birmanos.
Wat Chai Wattanaram
Proseguimos nuestro periplo arqueológico con las ruinas del templo WatChaiWattanaram (S XVII 50 Bahts). Muy distintas a las anteriores, pronto se aprecia su influencia Khmer, con una torre central que representa el sagrado monte Meru de la mitología hindú, y cuatro torres menores que simbolizan los continentes. Muy bonito.
Wat Lokayasutharam
De camino a nuestro siguiente destino paramos a ver el buda reclinado de Wat Lokayasutharam, de 37 metros de ancho y 8 de alto.
El conductor nos acercó también a un centro de entrenamiento de elefantes, por si queríamos dar una vuelta y de paso sacarse una comisión, y que nosotros aprovechamos para ir al baño y ver como Martina alucinaba con los paquidermos.
No recuerdo cuanto costaban los paseos, pero nos parecieron carísimos para tan sólo media hora de vuelta circular por un entorno que tampoco merecía especialmente la pena.
Wihaan Phra Mongkhon Bophit y Wat Phra Si Sanphet
La siguiente parada fue para visitar los templos de WihaanPhraMongkhonBophity WatPhraSiSanphet,uno pegado al otro.
El primero, también muy distinto a los anteriores, fue construido en el S. XVI para albergar en su interior una gran estatua de buda cubierta de pan de oro.
Las ruinas de Wat Phra Si Sanphet (S XV.), son mucho más espectaculares, sobresaliendo por encima de todo sus 3 esbeltas estupas, en cuyo interior yacen depositadas las cenizas de 3 de los reyes del reino de Ayutthaya.
Wat Thammikarat (Templo de los Gayos):
Sin ser ni mucho menos uno de los templos más famosos de Ayutthaya el conductor nos paró en el Wat Thammikarat, que resultó curioso.
Wat Mahathat
Terminamos nuestra visita de la ruinas de Ayutthaya con el Wat Mahathat, donde se encuentra la famosa cabeza de buda entre las raíces árbol, que a buen seguro defraudará sobremanera a quienes, como nosotros, hayan visitado antes el templo Ta Prohm de las ruinas de Angkor en Camboya. No obstante merece mucho la pena dar un paseo por el recinto y contemplar sus vestigios de estilo Khmer.
El conductor nos dejó en la estación de tren, y como quedaba más de una hora hasta la salida del siguiente tren a Bangkok y teníamos bastante hambre, nos dispusimos a buscar algún sitio donde comer por las inmediaciones.
Terminamos comiendo en una terraza de la calle perpendicular según se sale de la estación que no tenía muy buena pinta desde el exterior, pero donde comimos un arroz frito con cerdo buenisimo acompañado de una tortilla francesa, dos Mango Shake y un capuchino frape por sólo 240 Bahts (Nukool Guest House).
Tren de vuelta a Bangkok y paseo nocturno por Kaho San Road
Ya en el tren de vuelta aprovechamos los tres para pegarnos una buena siesta, seguida de un baño en la piscina del hotel hasta que, ya anocheciendo, decidimos salir a dar una vuelta por Khao San Road y cenar algo. Como la pobre Martina seguía muy cansada, tan pronto nos bajamos del taxi y la sentamos en la silla de paseo cayó nuevamente rendida, lo que raudos y veloces aprovechamos nosotros para darnos un masaje de pies en el centro de masajes que mejor pinta nos había dado en nuestro paseo del día anterior por Khao San Road.
Dejamos a la pobre aparcada en la recepción, tapada con un pañuelo para que no le molestara la luz, mientras nosotros tomamos asiento en las cómodas butucas que tienen dispuestas para dar los masajes. La gente alucinaba cuando entrada al local y se encontraba el carrito abandonado con la niña durmiendo plácidamente. El masaje resultó mucho de lo mejor de lo que cabía esperar por el precio, y por lo atestado de turistas que estaba el llugar (Khao Sam Thai Massage, en Soi Rambuttri, 300 Bahts/30 min.).
Tras el masaje, volvimos a cenar al restaurante del día anterior, más que nada por lo bien que se habían portado con la niña. Fue llegar a la calle del restaurante y ya a lo lejos las camareras empezaron a gritar como locas al ver a la niña Tina, Tina, Tina!!!! Pero esa noche Martina estaba tan fundida que sólo alcanzó a abrir los ojos y regalar no más de un par de sonrisas antes de caer nuevamente dormida.
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