Días 16 y 17.- Último día en Bohol, noche en Cebu y vuelo a Shanghai.
Ultima mañana en Alona Beach. Entre Libaong White Beach y Dumaluan.


Desafortunadamente, no encontramos ningún sitio donde alquilar una tumbona, con lo que decidimos poner rumbo a Dumaluan Beach. Una vez allí, aparcamos la moto tras pagar los 75 P preceptivos, y nos dirigimos a la zona del Bohol Beach Resort.
Ese día no tenemos tanta suerte, y tan pronto nos disponemos a “okupar” un par de hamacas del Resort, se acerca a nosotros un vigilante que muy educadamente nos invita a abandonarlas, ofreciéndonos pagar los 1.000 P que cobran por el alquiler (Incluye 600 P para gastar el en restaurante), o si preferimos, tumbarnos debajo de alguna de las palmeras que hay en la misma playa.
Aquel día habia varios turistas que como nosotros han tenido la idea de acercase a esta zona de playa, y han acabado como nosotros debajo de una palmera. Para tres horas que nos quedan, decidimos prescindir de la tumbona. Al fin y al cambo, debajo de las palmeras se está de maravilla, y Martina, sabiendo que es su último día en la playa, lo único que quiere es pasarlo dentro del agua.
Estuvimos toda la mañana bañándonos y haciendo esnórquel, hasta que no tuvimos más remedio que volver a Alona para devolver la moto, ducharnos en el hotel, y descansar en la piscina, hasta que nuestro taxi vino a buscarnos a las 17:00 para llevarnos hasta el puerto de Tagbilaran (600 P contratado directamente en el hotel).
Nos despedimos con mucha pena del personal del hotel, casi tanta como la que tenían las chicas de recepción porque su huésped más joven les dejaba. La verdad es que la estancia fue de diez en todos los sentidos.
Ferri desde Bohol hasta Cebu.
Como estaba ya anocheciendo, decidimos comprar los billetes del Ferri con Ocean Jet esta vez en Open Air (500 P por persona), y la verdad es que fue un acierto, pues nos permitió disfrutar del atardecer. Atrás dejábamos el paraíso.
Ya en el puerto de Cebu cogimos un taxi que nos llevó hasta nuestro hotel. El cercano, y muy recomendable para pasar la noche, Bayfront Hotel. Como era ya de noche, no tuvimos tiempo más que para acércanos al centro comercial que hay justo enfrente, y aprovechar para saciar nuestro impulso consumista en la tienda oficial de Levi´s, que bien mirado sale muy a cuenta. Cenamos allí mismo.
Avión desde Cebu hasta Shanghai.
El día siguiente lo perdimos íntegramente, en el traslado hasta Shanghai. La verdad, es que el camino fue agotador: Taxi hasta el aeropuerto de Cebú; vuelo de Cebú a Manila (13:55-15:20); desesperante escala en el Aeropuerto de Manila de más de cinco horas; y finalmente, vuelo de Manila a Shangai (20:40-00:05).
Para colmo, entre el control de pasaportes en Shanghai, y la recogida del equipaje, perdimos más de una hora, así que terminamos cogiendo el taxi para ir hasta nuestro hotel a la 01:30 de la mañana. Menudas palizas le damos a nuestra pobre hija, menos más que ella, que no conoce otra cosa de vacaciones, se lo toma todo con humor. El taxi desde el aeropuerto hasta el hotel (Jinjiang Inn Riverside On the Bund), nos cuesta 225 ¥, y es que el Aeropuerto esta muy lejos del centro de la ciudad.
A esas horas de la noche, aunque esta todo apagado, empezamos a tomar conciencia de lo inmensa y grandiosa que es la ciudad de Shangai. La autopista que lleva al centro por momento tiene más de seis carrilles por sentido, e incluso en el extrarradio se adivinan en la noche las siluetas de enormes rascacielos. Aun a pesar del cansancio, ya estamos deseando que sea de día para comenzar a conocer Shanghai.