Día 2: Catarata del Toro.
Aunque amaneció muy nublado y chispeando, nuestra idea era continuar con el plan preestablecido e intentar visitar ese día el Volcán Poas y la Catara del Toro. Con esa intención, y casi plenamente repuestos del largo viaje nos apresuramos a ponernos en marcha. El hecho de haber volado de día llegando ya por la tarde-noche a Costa Rica facilitó que conciliáramos facilmente el sueño y apenas sufriéramos los efectos del Jet Lag.
Para cuando llegamos a la población de Poasito, desde donde sale el desvío hacia el Parque Nacional del volcán Poas ya teníamos claro que debíamos modificar nuestro itinerario pues continuaba muy nublado y la visibilidad era muy baja. En esas condiciones no tenia sentido subir al Volcán porque no veriamos nada. Sin tiempo que perder, decidimos continuar carretera arribar dirección a nuestro segundo destino previsto para ese día, la Catarata del Toro, y ello con la esperanza de que por la tarde, de vuelta la hotel, las condiciones climatológicas y de visibilidad fueran mejores y pudiéramos subir a ver el volcán.
¿Cómo llegar hasta la Catarata del Toro y que ver por el camino?
La carretera hasta la Catarata del Toro se hacía a veces bastante pesada, pues los baches eran continuos, y la velocidad media no era muy alta. En total eran poco más de 70 KM, pero tardamos en recorrerlos casi dos horas. Por suerte, el verde paisaje merece mucho la pena.
A mitad de camino se pasa por delante de las famosas Cataratas de la Paz. Se trata de una reserva privada formada por cinco cataratas y una colección de fauna Costarricense que mantienen allí en cautividad. Es una buena opción para combinar la visita con el Volcán Poas. Nosotros optamos por la Catarata del Toro, por ser menos turísticas, y porque no nos gustaba la idea de que en las Cataratas de la Paz mantuvieron a los animales en cautividad. Además, resulta que la catara principal de la Paz se puede ver de forma gratuita desde la propia carretera principal del camino a la Catarata del Toro. La verdad es que, aunque bonita a nosotros nos decepcionó bastante, porque su altura no es demasiado espectacular.
Antes, habíamos dejado de paso también otra de las atracciones turísticas de la zona, La Hacienda Alsacia, la famosa plantación de café que provee a Starbucks y que puede visitarse de forma guida, eso si, después de pagar 30 USD por persona.
Visita de la Catarata del Toro. Recorrido a pie:
La Catarata del Toro (8.500 CCR/ Adulto, niños gratis) se anuncia como la mejor y más impresionante de Costa Rica, y uno de los secretos mejores guardaos del país. La verdad es que ciertamente es un destino poco concurrido, y la catarata es realmente impresionante, sobre todo por los 90 metros de altura que tiene su caída principal sobre el cráter de un volcán extinguido. El verde paraje que rodea la cascada también acompaña.
A nuestra llegada, aunque estaba lloviendo decidimos iniciar de inmediato el trekking que conduce hasta la base de la catarata. Ya sabíamos que vistiendo Costa Rica en época de lluvias hay que llevar siempre chubasquero y estar preparado para mojarse. El itinerario, perfectamente señalizado, es circular, y tiene una longitud aproximada de 3,5 KM. Nosotros tardamos en recorrerlo tranquilamente poco más de 2 horas.
Por suerte, desde casi el primer momento ya se puede divisar la imponente catarata.
Merece mucho la pena acercarse hasta la base de la catarata. Desde ahí abajo el ensordecedor ruido de la caída de agua la hace más impresionante aún.
El itinerario se hace difícil por la lluvia. El suelo esta bastante embarrado y es fácil resbalarse. Hay muchos escalones para salvar el desnivel hasta la base, y a la vuelta subirlos se hace algo duro. De regreso, poco antes de llegar a la zona de taquilla hay un jardín muy bonito con flora típica de Costa Rica que merece la pena visitar. También conviene tomarse un respiro en la cafetería mientras contemplas como revolotean a toda velocidad los inquietos colibríes que se alimentan en los comederos que tienen dispuestos al efecto.
La visita a la Catarata del Toro nos pareció que merece mucho la pena, y eso que el tiempo no nos acompañó. No nos cansamos durante todo el viaje de recomendarla a otros viajeros con los que nos cruzamos. En los alrededores existen también otras opciones de cataratas poco visitadas y que parecen también muy interesantes.
– Poasito y El Café Muy Tranquilo
Terminada la visita dirigimos nuestros pasos de vuelta con la esperanza de que desaparecieran las nueves y pudiéramos visitar el Volcán Poas. Antes, decidimos parar a comer en Poasito, en la Soda El Recreo. Se trata de un restaurante típico, muy local, donde dimos cuenta de nuestro primer Casado. EL restaurante nos gustó bastante, todo estaba muy rico, fue económico, y nos trataron muy bien.
Ya con el estomago lleno y viendo que la lluvia y las nubes continuaban decidimos tomarnos un café, y para ello nada mejor que el colorido e instagramable Café Muy Tranquilo (Poasito). El sitio es encantador, tanto como su dueño, con el que nos pasamos un buen rato charlando. Nos contó cosas muy interesantes de Costa Rica y sus gentes. Martina lo pasó aún mejor participando de la decoración del lugar con las acuarelas que le facilitó el dueño. Para más divertimento, Martina terminó subida a la Vespa que decora la fachada del local donde quedo inmortalizada.
Con pena nos marchamos del Café Muy Tranquilo, y no sólo porque el lugar daba para pasar la tarde hablando y tomando café, sino porque para entonces ya sabíamos que nos iríamos de allí sin visitar el Volcán Poas. Suerte que pudimos quitarnos esa espinita el último día de nuestra estancia en Costa Rica.
Como nos sobraba tiempo, decidimos bajar a la ciudad de Alajuela para sacarnos una SIM de Kolbi para tener Internet en el móvil. Lo hicimos en el City Mall de Alajuela. La SIM y una tarifa con 2 GB de internet fueron 6.000 CRC.
Había sido un primer gran día. Apenas habíamos sufrido el Jet Lag, y la decepción de no poder visitar el Volcán Poas quedó suplida con el grato recuerdo que nos llevamos para siempre de la Catarata del Toro y su bonito trekking.