Excusión por el Parque Nacional de Corcovado. Estación La Sirena

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Hoy teníamos por delante el día más esperado de todo nuestro viaje por Costa Rica, por fin íbamos a conocer el Parque Nacional de Corcovado.

Se trata de  una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta y una de las partes más aisladas de todo Costa Rica. Cuenta con casi 200 especies de mamíferos, entre ellos el Jaguar, el Puma o el más grande de Sudamérica, el Tapir (Danta). También habitan más de 350 especies de aves, 100 de reptiles y anfibios, y 5.500 de insectos, todo concentrado en poco menos de 46.000 hectareas.  

Era nuestro principal objetivo a la hora de preparar el viaje por Costa Rica, y teníamos unas expectativas muy altas en la excursión por el interior del Parque Nacional de Corcovado.

Con ese plan tan prometedor poco nos costó levantarnos cuando aun era de noche para bajar a la playa, desde donde salen al amanecer las barcas para trasladarnos hasta la entrada del Parque.

Día 9: Bahía de Drake – Parque Nacional de Corcovado

La excursión/tour para visitar el Parque Nacional de Corcovado desde Drake:

Hay que tener en cuenta que sólo se puede acceder Corcovado contratando una excursión que siempre tiene que incluir un guía oficial. Además, sólo existe acceso al Parque Nacional de Corcovado por barco, o bien a pie tras una larga caminata por la selva.

Las excursiones a Corcovado salen desde la propia Bahía de Drake, y desde Puerto Jimenez. Existen varias opciones de excursión según se opte por visitar la estación de la Sirena, la de San Pedrillo o el sector de la Leona. Nosotros optamos por la más clásica, la excursión al sector de la Sirena con traslados en barca.

 Habíamos comprado el Tour a Corcovado la noche anterior en el propio hotel. Regateando y pagando el metálico el precio final fue de 130.000 CRC (75 USd/Adulto y 45 USD/niña).

Ya en la playa de Drake, con los primeros rayos de sol, todos los turistas esperamos a que los guías hagan grupos y nos asignen alguna de las lanchas motoras disponibles. A nosotros nos toca con dos hermanas de Madrid que viajan con los dos hijos de una de ellas. Los niños son poco más mayores que Martina y pronto hacemos buenas migas.

Excursion Corcovado

Traslado en barca hasta la entrada al Parque Nacional de Corcovado:

El trayecto en barca desde la Playa de Drake hasta la entrada al Parque Nacional de Corcovado, sector La Sirena, es de aproximadamente una hora. Discurre íntegramente paralelo al salvaje litoral del Parque.

El paisaje es ciertamente espectacular. Además tenemos la suerte de divisar a lo lejos un grupo de pequeños delfines, y vemos de cerca como dos tortugas verdes se aparean. Por lo visto llevan allí procreando un par de días. La verdad es que se las ve exhaustas.

Parque nacional de Corcovado

Visita del Parque Nacional de Corcovado:

A la llegada al Parque nuestro guía nos reúne para darnos una primera charla y preguntarnos por nuestras expectativas. En lo que más hincapié hace es en intentar concienciarnos de la importancia de la biodiversidad que existe en el Parque, y de la necesidad de intentar preservarlo durante la visita evitando alterar de cualquier forma el hábitat natural.

La verdad es que tuvimos mucha suerte con el guía, el gran José Huertas. Aparte de ser todo un experto en la materia, es un autentico apasionado con su trabajo, e intentó en todo momento colmar las expectativas que cada uno llevábamos. Podéis visitar su Instagram con preciosas fotografías de la fauana y flora del Parque: jhuertas_crc.

Pronto nos ponemos en marcha. Cada grupo toma un sendero distinto y pronto nos quedamos sólo con el guía, las hermanas y los dos niños. Gracias al buen oído de José, y a su fantástico monocular Swaroski, no nos cuesta nada empezar a disfrutar de la fauna del Parque: Monos (aulladores, ardilla y araña), Tucanes, Guacamayos …

Tucanes en Corcovado
Capuchino en Corcovado
Mono Parque Nacional Corcovado

El sendero termina en una ria que desemboca en el mar. Allí vemos como descansa al sol un cocodrilo. La orilla esta llena de pájaros de distintas especies, y cada poco surca el cielo un escuadrón de guacamayos. Los Ticos se enorgullecen diciendo que esa es fuerza aérea con la que cuenta Costa Rica.

Playa Corcovado
Cocodrilos en Corcovado
Gaucamayos escuadron

Muy cerca de allí hay un ficus parasito gigante. En su interior se esconde un murciélago que sólo el guía alcanza a ver.

De vuelta a la selva no paramos de ver otras animales, insectos, y curios hongos copas de vino.

Ficus gigante

Estación de la Sirena:

Después de tres horas de caminata llegamos a la estación de La Sirena donde descansamos un rato. Se trata del único asentamiento que hay dentro del Parque Nacional de Corcovado donde es posible pernoctar. El campamento es lógicamente muy básico, se compone de unos grandes barracones de madera sobre pilares, tipo palafitos, donde se disponen colchones cubiertos con mosquiteras.

Si no fuera por el Covid, y por el exorbitado precio de la estancia (Desde 300 USD/Persona incluyendo el Tour), bien nos habríamos quedado allí a pernoctar. La experiencia de pasar allí la noche rodeado de jungla debe ser fantástica.

Nosotros nos conformamos con recordar la noche que pasamos un par de años antes en también fantástico Parque Nacional de Bako durante nuestra estancia en Malasia.

El Tapir:

Hasta el momento la experiencia no podía haber sido mejor. Habíamos visto multitud de animales salvajes, disfrutado de la selva, y aprendido mucho con las explicaciones de José, pero nos faltaba algo: ver el Tapir, o como ellos dicen la Danta.

Se trata del mamífero terrestre más grande de Sudamérica, una curiosa especie de hibrido entre rinoceronte y caballo de pequeño tamaño, con un hocico a medias entre el elefante y el oso hormiguero. En ningún caso esta asegurado que puedas ver un Tapir en libertad  durante el Tour de Corcovado, pero siempre es más fácil de encontrarte con uno aquí que en cualquier otro lugar de Costa Rica, y menos extraño que ver un Puma o una Jaguar.

El caso es que por lo visto había un equipo de documentalistas intentando filmar uno, y días antes lo habían visto cerca de la estación de la Sirena, aunque ese día ningún grupo había sido capaz de encontrarlo.

Sea por suerte, o por el empeño que le puso José, el caso es que cuando ya volvíamos a la playa para tomar las barcas de vuelta, José escuchó un ruido en el interior de la selva que nos llevó hasta el Tapir. Allí estaba retozando tranquilamente a escasos metros nuestros. Fuimos el único grupo que aquel día consiguió verlo.

Tapir en Corcovado

Vuelta a la bahía de Drake:

Subimos a la barca todos con una sonrisa de oreja a oreja, y no sólo por esa sorpresa de última hora, sino porque la experiencia vivida en esas escasas 4 horas que habíamos pasado en el parque nos había colmado con creces todas nuestras expectativas.

Aunque cansados de la caminata, volvimos a disfrutas del paisaje costero en el viaje de vuelta. Allí seguían las pobres tortugas apareándose ¡Que cansinas!

Ya en Drake disfrutamos de unos casados de pescado con jugo de Sandia que incluía la comida del Tour, acompañados del guía, las hermanas y sus hijos, con los que Martina se lo pasaba en grande.

Después de hablar un buen rato sobre nuestras experiencias viajeras, nos despedimos y quedamos en vernos poco después para ir a conocer la playa de Cocalito. Ellas habían estado la tarde anterior y habían quedado encantadas.

Tarde en el playa de Cocalito (Bahía de Drake):

Pasamos a recoger a las hermanas y los niños por su hotel a la hora prevista, y pusimos rumbo hacia la playa principal de Drake. Una vez allí, tomamos le sendero que bordea la costa hacia la derecha.

El camino hasta la playa de Cocalito lleva aproximadamente 30 minutos. Nosotros tardamos algo más, pues paramos a contemplar a una familia de monos capuchinos que se cruzaron en nuestro camino.

Capuchinos en Drake
Monos en Drake

Por el camino tenemos también que atravesar dos puentes colgantes.

Si ya de por si el sendero no tiene desperdicio, la playa de Cocalito, con su arena doradas y sus palmeras, hacen de la excursión toda una experiencia. Una pena que llegáramos ya atardeciendo.

Nos quedamos disfrutando de la playa hasta el anochecer. Los niños se lo pasaron en grande bañándose y jugando con las olas. Martina ya echaba de menos jugar con otros niños.

Playa Cocalito en Drake

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