Día 9.- Mahabalipuram-Kanchipuram-Mahabalipuram
Tras el desayuno partimos dirección a la ciudad de Kanchipuram (72 KM 1h20´).
Templo Ekambarewarar en Kanchipuram
Comenzamos nuestras visitas con el Templo Ekambarewarar. A la entrada, como sucede en todos los templos hindús, hay que dejar los zapatos que te cuidan a cambio de la voluntad (nosotros siempre dábamos 10 INR). Se conoce como el Templo del Señor del Árbol de Mango.
Se supone que el árbol de Mango que hay en su interior tiene más de 3.500 años de antigüedad, aunque ya os digo yo que no creo que tenga más de 10 años, junto al que supuestamente se casaron Shiva y Parvati. Sus cuatro ramas principales ofrecen frutos de diferentes sabores que representan a los cuatro vedas, los textos sánscritos que forman la base del extenso sistema de escrituras sagradas del hinduismo.
El templo está dedicado a Shiva y fue terminado en 1509 bajo el reinado del emperador vijayanagara Krishnadeva Raya.
Tiene un Gouparam de 59 metros de altura. No obstante lo más bonito del templo es su leyenda, que se explica en un fresco que hay pintado en su entrada: en cierta ocasión la diosa Parvati se acercó a Shiva de puntillas por detrás y le tapó los ojos con sus manos, ignorando que al tapar los ojos de Shiva iba a desaparecer la luz en el mundo y que la oscuridad resultante iba a causar el pánico en sus habitantes. Ante tal acción, Shiva aportó las manos de Parvati, y la castigó echándola con pena de palacio y condenándola a vivir en la selva cercana a Kanchipuram. Arrepentida por este suceso, Parvati comenzó a hacer penitencia para lo que construyó un lingam de arena como una representación de Shiva, y comenzó a adorarlo. Conmovido, Shiva decidió perdonarla no sin antes obligarla a pasar un último examen, para lo que envió una fuerte tormenta en la zona que provocó que el río cercano se desbordara y la fuerza de la riada se llevaba todo lo que encontraba a su paso. Parvati, despreocupándose de su seguridad personal, se agarró con fuerza al lingam de arena para que la corriente no lo dañara lo que motivó el inmediato perdón de Shiva.
Este es el “lingam” que actualmente se encuentra en el corazón del templo, si bien los no hindús no pueden acceder a su interior.
Templo Kailasanatha en Kanchipuram
Proseguimos nuestra visita con el templo Kailasanatha, construido por el rey Rajasimha de la dinastía pallava en el siglo VIII en honor a Shiva. Se trata del templo más antiguo de Kanchipuram, y actualmente sólo se utiliza como atracción turística. Destaca por las imágenes de Shiva delicadamente talladas en sus muros de arenisca roja. Aunque no se puede comparar, me recordó algo al precioso templo Banteay Srei de Angkor (Camboya).
Templo Davarajaswani de Kanchipuram
Terminamos nuestra visita en Kanchipuram con el templo Devarajaswami (Varadharaja Perumal Temple) (2INR de acceso y 5 INR por la cámara). A diferencia de los anteriores está dedicado al dios Visnú. Sus dos goupuram se dice que tienen más de mil años de antigüedad, y que han sido construidos a lo largo de los siglos por cholas, cheras y vijayanagar. Destacan las enormes cadenas tallada de un único bloque de piedra que puede observarse colgando en cada esquina de la sala de columnas.
Hay una sala de ceremonias donde se celebra la unión de Visnu con Lakshmi. Detrás de la sala de columnas hay un estanque, debajo de cuyo templete central hay una imagen de Visnhú de tres metros hecha en madera que queda sumergida en el agua. La imagen se llama Athivaradar, de donde proviene el nombre de este templo.
Este estanque es vaciado cada 40 años (la última vez en el año 1979 y por tanto la próxima será en 2019) y los fieles acuden masivamente para adorar la imagen durante los 48 días en que el estanque es nuevamente inundado de agua.
Al llegar no asaltó un guía improvisado que hablaba muy bien español y se ofreció a enseñarnos la sala de columnas a cambio de la voluntad, accedimos al ofrecimiento y la verdad es que la explicación de la sala de columnas fue muy interesante, centrada en explicar las enseñanzas y tradiciones hinduistas que han sido tomadas posteriormente por distintas culturas y religiones posteriores.
Como era de esperar, terminamos la visita discutiendo con el guía que de forma no muy educada nos dijo que no le parecieron suficientes los 200 INR por su explicación de algo más de 20 minutos.
Le recordamos que le habíamos preguntado varias veces antes de iniciar la visita cuanto cobraba por su explicación, y él nos contestó siempre que no había tarifa fija, sino que se paga lo que al turista le parecía correcto, así que a nosotros nos pareció que 200 INR era más que suficiente y nos negamos a seguir discutiendo.
Antes de dejar la ciudad nuestro conductor se empeñó en que visitáramos una fábrica de sharis, a pesar de que le advertimos que no íbamos a comprar nada. Kanchipuran es famosa por fabricar los mejores sharis de seda de la India. Nos llevó a una calle llena de pequeñas tiendas de sharis donde al llegar se ponen a utilizar el telar que allí tienen para los turistas. Después de no más de 10 minutos viendo Sharis nos despedimos educadamente sin comprar ni una triste corbata, y es que no nos gusta nada que nos lleven a sitios para turistas a comprar para conseguir una comisión. A nuestro conductor esto le costó entenderlo todo el viaje.
De vuelta ya en Mahabalipuram fuimos a comer al restaurante The Golden Plate, dentro del Hotel Malla Heritage. Aunque al igual que sucede con el resto del hotel la primera impresión no es muy buena, tengo que decir que fue de los restaurantes en los que mejor comí comida India (Butter Chicken masala, Chease Nan, Paratha, Vegetable Fried Rice y agua 550 INR).
Mandapams de Mahabalipuram
Tras la comida, proseguimos con nuestras visitas culturales por la ciudad de Mahabalipuram.
Comenzamos con los templos excavados en las rocas (mandapams) y la gran bola de mantequilla de Khrisna. Los Mandapams son pequeños templos tallados en las rocas, que al parecer servían a los aprendices para practicar sus técnicas y luego emplearlas en otros templos del sur de la india.
Junto a los Mandapans se encuentra la
bola de mantequilla de Krishna, una gigantesca y curiosa roca natural redonda que se mantiene en un difícil equilibrio encaramada en la ladera de una pequeña colina.
La penitencua de Arjuna
A escasos metros, nos encontramos con una de las atracciones más famosas de la ciudad Arjuna´s Penanace (La penitencia de Arjuna).
Se trata del bajo relieve más grande de la India 27mx9m, que representa la historia del “Descenso del Ganjes”: Ante el sufrimiento de los seres de la tierra por la sequía que está destruyéndolos, la diosa Ganga (el río Ganges) se ofrece a calmar su sed, pero teme que con su fuerza al caer sobre la tierra cause más daño que beneficio; Siva, entonces, se ofrece a prestar su cabeza para que sobre ella la diosa descargue toda su agua y pueda descender suavemente a través de su cabello. A ambos lados, una de las escenas más famosas del Mahabhárata: la penitencia de Árjuna: “Después de varios días de trayecto, Árjuna, convertido en asceta, llegó a la cima de la gran montaña donde construyó con arcilla un linga de Shiva y rezó ante él. Ayunaba, comiendo únicamente las bayas y hojas que caían de los árboles, y bebiendo el agua fría del río que pasaba cerca de allí.
Después de varios meses de ayuno y oración, Árjuna vio interrumpida su penitencia por un jabalí que arremetió contra él. Irritado por este contratiempo, disparó una flecha al jabalí. Pero tan pronto como soltó la cuerda de su arco, descubrió que otra flecha se había clavado en el jabalí al mismo tiempo que la suya.Al volverse, vio a un cazador sonriente y a su mujer rogándole que retirara su saeta.
El cazador explicó que llevaba tiempo persiguiendo al jabalí. Árjuna se negó con insolencia, y el cazador lo retó a duelo. Árjuna aceptó, pensando que tener al cazador a su merced sería sólo cuestión de tiempo. Pero descubrió que se había equivocado. En pocos minutos, Árjuna estaba a merced del cazador. Aun así, seguía luchando, sin querer rendirse. Rezó a Shiva, que no pareció serle de ninguna ayuda.En un acto desesperado, Árjuna lanzó una guirnalda de flores hecha a toda prisa alrededor del linga y se volvió a enfrentar al cazador con renovada fuerza. Pero he aquí que la guirnalda que había lanzado al linga apareció alrededor del cuello del cazador. Viendo que el cazador no era otro que Shiva, Árjuna suplicó que lo perdonara. Shiva sonrió y dijo: “Árjuna, tu penitencia me ha complacido.
Te estaba probando para ver si eras digno de la pasupata. Has demostrado que tienes suficiente capacidad para poseerla. Por ello te concedo mi astra sagrada, la temible pasupata”.Al desaparecer Shiva, los dioses de Indraloka aparecieron y dieron a Árjuna sus diferentes astras. Después de recibir las armas celestiales, Árjuna fue a Indraloka, donde moraba su padre Indra.Allí pasó cinco años.
Durante ese tiempo, Urvashi, la ninfa celestial, lo maldijo condenandolo a ser eunuco por espacio de un año. Lejos de sentirse desgraciado, Árjuna logró así el disfraz que tanto necesitaba para el decimotercer año. Para completarlo, su amigo el gandharva Chitrasena le enseñó a danzar. Por fin regresó a Indraloka, donde los Pándava lo estaban esperando”.
Nos distraemos buscando en el relieve al gato que lleva a cabo su propia penitencia ante un grupo de ratones, el ciervo que se rasca la cabeza con su pata trasera, el mono que despioja a un congénere, al pequeño elefante que duerme bajo su madre.
Templo dela Orilla de Mahabalipuram
Continuamos nuestra visita con el Templo de la orilla. Esta excavado en una única roca y ha permanecido en su sitio desde hace 1.400 años.
Aunque muchos de los detalles han sido erosionados por las inclemencias meteorológicas propias de su proximidad al mar, todavía mantiene enormes capiteles de antiguos lugares de culto y un montón de escalones cortados en la roca.
Los dos capiteles principales del templo contienen santuarios dedicados a Shiva, y un tercero dedicado al Visnu yaciente. Como todos los templos situados en la orilla del mar que hemos visitado (Tanah lot en Bali y Tulum en México) , tiene una encanto especial.
Los Cinco Rathas de Mahabalapuram
Terminamos nuestro recorrido con los Cinco Rathas , literalmente carros de guerra.
Muy próximos al hotel. Son unos pequeños templos del siglo VII delicadamente tallados dedicados a Siva, pero la tradición popular ha hecho prevalecer la creencia de que fueron creados por los héroes del Mahabharata, que les pusieron su nombre: Draupadi-Ratha (la bella), Arjuna-Ratha (el valiente), Bhima-Ratha (el fuerte), Dharmaraja- Ratha (el bueno) y Sahadeva-Ratha (el sabio). El que más nos gustó fue Nakula Sahadeva-ratha, dedicado a Indra, más que nada por su bonito elefante esculpido a tamaño natural que representa su montura.