Día 10: Kota Kinabalu – Penang
Vuelo desde Kota Kinabalu a Penang y traslado a George Town:
Por suerte para nosotros el hotel ofrece transfer gratuito al aeropuerto. Son las 08:00 de la mañana y ya tenemos las maletas preparadas. El vuelo con destino a Penang sale sin retraso a las 10:15. En algo más de dos horas y media dejamos atrás la isla de Borneo y llegamos a la pequeña isla de Penang, en Malasia continental.
Desde el aeropuerto hasta la George Town se tardan tres cuartos de hora (Grab: 21 MYR), así que entre unas cosas y otras no llegamos a nuestro hotel hasta pasadas las 2:00 de la tarde. De camino nos damos cuenta que nada tiene que ver el casco histórico de George Town con el resto de la isla de Penang, donde todo es más o menos moderno y occidentalizado.
Explorando George Town.
Nuestro hotel esta ubicado en una de las calles más bonitas del centro histórico de George Town, así que tampoco nos importa tanto que no tenga ascensor.
Tras dejar las maletas salimos disparados a comer algo, y elegimos para tal fin el restaurante indio Kaptain, en pleno littel India. La comida es tan buena, como nefasto el servicio.
Como hace mucho calor, decidimos volver al hotel para descansar algo antes de volver a salir a pasear por la ciudad, no sin antes caer en la tentación de parar a tomar un café expreso que, aunque caro para los precios malayos, nos sabe a gloria bendita. Pronto empezamos a descubrir algunos de los más famosos murales de arte callejero que hay dispersos por toda la ciudad.
El ambiente en el caso histórico es desenfadado, bohemio y muy tranquilo. Es de esas antiguas ciudades coloniales de Asia con un encanto especial en las que uno puede pasarse una semana tranquilamente disfrutando de pasear por sus calles, comer y beber bien y barato, disfrutar de sus tiendas y ver pasar la vida sin nada más especial que hacer. “Il docel far niente” que dicen los italianos. Nos recuerda mucho a otras ciudades asiáticas ya visitadas como Cochin (India), Galle (Sri Lanka), Hoi An (Vietnam), Chiang Mai (Tailandia), o Ubud (Indonesia) y que tanto se agradecen como viajeros cuando uno lleva ya tiempo fuera de casa.
Pululando por la ciudad, nos desviamos para disfrutar del atardecer sobre los muelles de Clan Jetties, con sus típicos palafitos de madera sobre el mar. La mayoría de ella son tiendas de suvenir, pero a esas horas ya están cerrada. El muelle en si, aunque curioso, no nos parece gran cosa, y las vista a la bahía tampoco.
De vuelta al casco antiguo, pasamos la mezquita de Nagore Dargha en little India, y junto al templo chino de Han Jiang y el templo hindú de Mahamariamman. La mezcla religiosa es increíble, en la misma esquina de una calle tres templos de religiones distintas.
Nos detenemos un buen rato en el templo Hindú de Mahamariamman. A Martina eso de quitarse los zapatos para entrar al templo, y ver tanto colorido la chiflan. A sus padres también la verdad. Encima están en plena ceremonia. Es en esos momentos cuando entendemos porque amamos tanto la India, y nos llama tanto la atención del hinduismo y lo que lo rodea.
Hablamos un rato con el Brahman del templo. Se sorprende mucho cuando comprueba que sabemos perfectamente a que deidad corresponde la imagen principal. Es Parvati, madre de Ganesh y esposa de Shiva. Su cara de satisfacción aumenta cuando le contamos que hemos estado en Madurai (Tamil Nadú – India), en el templo Meenakshi, dedicado al matrimonio, donde pudimos asistir a la ceremonia nocturna que desde hace siglos allí se celebra, y que consiste en trasladar en palanquín un Limgan (Falo masculino que representa a Siva), hasta llegar al Santuario de Parvati, donde pasa la noche. Qué buenos recuerdos.
Como aún no tenemos hambre, decidimos ir andando a la zona más colonial. Pasamos por la Catedral de la Asunción, la Iglesia de San Jorge, el Ayuntamiento y Fort Cornwallis, vestigios todos de la etapa colonial de George Town.
Aquella noche cenamos en un restaurante italiano cercano al hotel. Entre unas cosas u otras era ya muy tarde y no encontramos nada más abierto cerca. Tras la cena, de vuelta al hotel tuvimos tiempo de asistir al ensayo de una representación de teatro chino, con ofrendas a los dioses incluida.