Día 1 y 2.- Madrid-Bangkok. Vuelo y llegada a Bangkok. Mercado nocturno de Patpong y Silom.
Vuelo Madrid a Bangkok con Etihad
Salimos de Madrid alas 10:05 de la Mañana. Por delante nos esperaban 16 horas de viaje repartidas en dos vuelos de 7 horas de duración y una escala intermedia de unas dos horas en Abu Dabi.
Como es lógico, en este tipo de viajes lo que más nos preocupaba como padres era saber cómo iba a pasar nuestra hija tantas horas metida en el avión. Íbamos confiados, pensando que como en nuestro anterior viaje a Japón, la niña caería dormida en cuanto despegara el avión y no despertaría, salvo para comer, hasta llegar a nuestro destino. Pobres infelices.
La experiencia esta vez fue bien distinta, pues lógicamente, no es lo mismo un bebe de 5 meses, que pasa la mayor parte del día durmiendo, que un bebe de ya 17 meses que requiere de muchas más atenciones y estímulos, así que, aunque sobrevivimos al vuelo, no pegamos ojo y pasamos momentos de auténtica frustración al ver que nuestra hija no paraba quieta.
Como la niña ya pesaba más de 10 kilos y más de 1 año, ya no tenía derecho a viajar en cuna. No obstante en todos los trayectos intentamos que nos la pusieran, incluso conseguimos una en el vuelo de Abu Dabi a Bangkok, aunque al final la niña no quiso utilizarla porque realmente la venia pequeña. Lo que si nos ofrecieron en todos los trayectos fue viajar en la cabecera del avión y, salvo en el trayecto Madrid Abu Dabi, con un asiento extra para la niña.
Etihad publicita que cada uno de sus aviones dispone de una Babysitter titulada para atender con carácter preferente a los niños, pero en nuestro caso sólo nos la ofrecieron este servicio en el trayecto de Madrid-Abu Dabi, y la verdad es que no dejaba de ser una azafata más que poco interés mostró en nuestra hija más allá de ofrecernos comida especial y hacerla tres carantoñas al inicio del viaje.
Ya en nuestro destino, tuvimos suerte de viajar con la niña, pues nos ahorramos las largas colas de inmigración al pasar por el control previsto para viajeros con pasaporte diplomático.
Trasla desde el aeropuerto de Bangkok a la ciudad en el Airport Rail Link
Superados los trámites de aduana y recogido nuestro equipaje, nos dirigimos hasta estación de tren del aeropuerto (Airport Rail Link) para dirigirnos a nuestro hotel (Isanook Residence). Cuando preparamos el viaje leímos que la opción de coger el tren era más económica, y en muchos casos, más rápida que la de trasladarnos en taxi, pues el tráfico para entrar y salir de Bangkok es casi siempre caótico.
La verdad es que el tren resultó muy cómodo y rápido, en poco más de 30 minutos y por sólo 70 Bahts nos plantamos en Makkasan, donde tomamos el suburbano (MRT Petchaburi), también bastante moderno, hasta la estación más cercana a nuestro hotel (MRT Sam Yan).
Nos llama la atención que a la entrada al metro tengan dispuesto un control policial donde, con mucha educación, revisan el equipaje de todos los viajeros que entran. Logiamente, tanto control se debía al reciente atentado sufrido en la ciudad.
Desde la estación de metro hasta el hotel se suponía que había un trayecto andando de unos 10 minutos. La verdad es que a nosotros el paseo se nos hizo bastante más largo, pues el hotel estaba bastante escondido, íbamos muy cansados del viaje, tirando del carrito de la niña y con la maleta a cuestas.
Suerte que llevábamos instalado en el móvil la aplicación de mapas offline Maps.me, sino el paseo hubiera sido interminable.
Visita del Mercado nocturno de Patpong en Bangkok
Dedicamos lo que restaba de mañana y parte de la tarde, a comer en el hotel, bañarnos en la piscina y echarnos una pequeña siesta con la que en ningún caso conseguimos reponernos del viaje.
A última hora de la tarde, muy cansados pero con ganas de conocer la ciudad, decidimos acercarnos andando al Mercado nocturno de Patpong. La verdad es que no era el lugar más adecuado para empezar a conocer Bangkok, y menos acompañados de un bebé.
El mercado está formado por un conjunto de tenderetes desmontables que discurren a lo largo de dos calles paralelas, y en los que se puede encontrar desde artesanía tailandesa a imitaciones de más o menos calidad. Hasta ahí lo que sería un mercado nocturno más de los que se pueden encontrar en Tailandia.
Lo que hace diferente a Patpong es que aquí también se comercializa sexo en los locales situados a pie de calle, donde se venden todo tipo de servicios sexuales, desde barras americanas y ping pong shows, a catálogos completos de chicas de distintos precios y edades que son ofertadas sin pudor por los ganchos situados en las inmediaciones.
El ambiente es de lo más decadente. Nada que ver con la animación de Khao San Road, o la autenticidad de China town.
En cuanto a las imitaciones, son las mismas que se pueden encontrar en el MBK. Compramos un polo de Gant (230 Bahts) que no está mal por el precio, y unas New Balance (600 Bahts) de una calidad bastante mediocre. En ambos casos tuvimos que regatear duramente.
El Barrio de Silom
Saturados de tanta barra americana frecuentada por turistas de la tercera edad y algún que otro giri despistado, decidimos continuar nuestro paseo por el barrio de Silom, no sin antes pasarnos por el cercano y muy recomendado (después de visitarlo hablaría de sobrevalorado y caro) restaurante Mango Tree, en que reservamos mesa para el día siguiente, ya que era aún temprano y no teníamos mucha hambre.
El barrio de Silom se presenta como el centro financiero y de negocios de la ciudad, y másallá sus altos edificios y el Sky Train que sirvieron para ambientar la mítica Blade Runner, no nos resultó demasiado atractivo.
Cenamos en el restauranteFeuang Nara, casa blanca de madera frente a la estación de Chong Noisi BTS. La verdad es que el sitio nos gustó bastante, muy bien puesto con buena comida, eso sí, era ya algo tarde y le faltaba ambiente. Unas alitas de pollo con salsa de cacahuete, un pollo salteado con salsa de ostra, una cerveza y una coca cola (420 Bahts).
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