Día 10.- Chiang Mai – Ao Nang
Como nuestro vuelo a Krabi estaba previsto para las 6:35 horas, la noche anteriorsolicitamos en la recepción del hotel que nos pidieran un taxi para las 5:15 horas, tiempo suficiente para llegar al aeropuerto que está a escasos 20 minutos, facturar y embarcar. El precio del taxi no fue barato, 300 Bahts, pero claro a esas horas no se puede elegir ni andar regateando.
Vuelo de Chiang Mai a Krabi con Air Asia
Al preparar el viaje teníamos claro que el trayecto debíamos hacerlo con Air Asia, pues es la única compañía que ofrece vuelo directo a Krabi desde Chiang Mai, con dos salidas diarias, una a las 6:35 y la otra a las 17:35.
De entre las dos opciones optamos por la primera, pensando que así apurábamos más nuestra estancia en Chiang Mai y que llegaríamos lo suficientemente frescos a Ao Nang al día siguiente para acercarnos a Railay.
El caso es que tras la experiencia, y teniendo en cuenta que íbamos con la niña, hubiera sido mejor haber salido la tarde anterior en el vuelo de las 17:35, pues nos hubiera bastado con la mañana para terminar de ver Chiang Mai, y nos hubiéramos despertado descansados en Ao Nang con todo el día por delante para disfrutar.
En cuanto al vuelo con Air Asia fue correcto sin más. Aún tratándose de la Low Cost por excelencia de Asia, al final el vuelo no sale tan barato en comparación con otras compañías que además ofrecen un servicio más cuidado (Lion Air, Nok Air, Garuda), y sin un sobrecoste tan elevado por facturar equipaje. Al ir lleno no nos ofrecieron asiento extra para la niña, pero tampoco lo echamos mucho de menos pues el viaje es de sólo dos horas, y teniendo en cuenta el madrugón, Martina se las pasó durmiendo sin dar nada de guerra.
Traslado desde el aeropuerto de Krabi hasta Ao Nang
Ya en el aeropuerto de Krabi las opciones para trasladarse a Ao Nang son dos: el taxi privado por 600 Bahts, o la opción elegida del Autobús por 150 Bahts por persona.
El bus es común para los viajeros cuyo destino es Phi Phi, a los que dejan en un muelle cercano a Krabi para tomar el ferry; y, para los que se dirigen a Railay, que se bajan en el muelle de Nopparat Thara Beach, una de las dos playas con las que cuenta Ao Nang, para coger allí los long tail que les acercan a la península. A nosotros, como nos quedamos en Ao Nang, nos dejaron en la puerta de nuestro hotel. El trayecto en bus es cómodo y dura menos de una hora.
Al llegar al hotel (The Small Hotel), muy cansados del madrugón y del viaje, nos encontramos con la desagradable sorpresa de que nuestra habitación no estaría preparada hasta las 12:00, con lo que no nos queda más remedio que ir a dar un paseo y tomar un café. Un pena, porque eso nos rompió el día completamente, impidiéndonos reponer fuerzas en el hotel para aprovechar el resto del día en Railay.
Antes de salir a conocer Ao Nang nos dimos un baño en la piscina, salimos a comer, con la mala suerte de hacerlo en el más cutre y sucio de Ao Nang, y de todo el viaje, cuyo nombre prefiero olvidar, y nos echamos una pequeña siesta.
Paseo por Ao Nang
Por la tarde, salimos del hotel con la intención de conocer Ao Nang. Nuestro hotel estaba situado justo en el extremo final de la playa de Nopparat Thara, pegado al cabo que separa esta playa de Ao Nang Beach, la playa principal de la ciudad donde están localizados la mayor parte de restaurantes, tiendas y agencias de viajes.
Nada más salir, paramos a tomar un creppe de banana y nutella buenísimo en uno de los tenderetes que montan en el cabo, al pie de la carretera, y que ofrecen buena comida a muy buenos precios. Tanto nos gustó que todas las tardes parábamos en el mismo puesto para dar cuenta de nuestro creppe, y ello a pesar de que la dueña era tan buena cocinera como poco simpática.
Nos recorrimos toda el paseo marítimo de Ao Nang Beach, y la verdad es que no nos gustó mucho, pues está enfocado única y exclusivamente al turismo de batalla, con restaurantes de poca calidad y pesados ganchos apostados a la puerta, tiendas de artículos de playa, y puestos donde se ofrecen los distintos paquetes de excursiones.
Si lo llegamos a saber antes nos vamos directamente a Railay, mucho más tranquilo y paradisiaco, y si acaso, nos acercamos una tarde a dar una vuelta para contratar las excursiones y el transfer a Phi Phi.
Aprovechamos la tarde para tantear en distintos puestos el precio de las excursiones.
Como ya íbamos a pasar dos días en Phi Phi, y hacer desde allí la excursión a Maya Beach, nos centramos en la excursión de las Hong Islands, que en Speedboat se ofrecían al precio oficial de 1.300 Bahts por persona, pero que a poco que regatearas, y teniendo en cuenta que era temporada baja, te la dejaban en 850 Bahts, o incluso en los 800 Bahts en los que finalmente la contratamos nosotros al día siguiente.
Con ánimo de intentar sacar algo positivo de nuestro día, decidimos ir a cenar a uno de los restaurantes que hay sobre el mar, en el extremo de Ao Nang Beach más próximo a Nopparat Thara Becah, donde se suponía tenían marisco y pescado fresco a buen precio.
El caso es que ni el pescado era siempre lo suficientemente fresco, ni tampoco nos parecía nada barato. Cenamos bastante regular, un calamar a la parrilla, un curry verde con arroz, una omelette y una cerveza (620 Bahts).
Antes de volver al hotel, atraídos por la música en vivo, nos paramos a tomar dos Mango Shake en la terraza del restaurante Fullmoon. El grupo era casi tan malo como las bebidas, así que tan pronto dimos cuenta de las mismas nos fuimos a dormir al hotel con la sensación de haber perdido un día entero y habernos equivocado al elegir Ao Nang como destino.
