Que ver en Bangkok. Palacio Real y Wat Pho

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Día 3.- Bangkok. Palacio Real y Wat Pho

Nos levantamos muy cansados aun bajo los efecots del jet lack, pero empujados por el deseo de conocer la ciudad y aprovechar al máximo  nuestra estancia nos dispusimos a visitar el Palacio Real, no sin antes  desayunar copiosamente en el hotel.
 

En Ferri por el reio Chao Praya hasta el Palacio Real

Salimos temprano del hotel con dirección al rio Chao Praya para tomar desde allí un ferri hasta el Palacio Real.
 
El primer error del día fue hacer el trayecto desde el hotel hasta el ferri andando. Con lo baratos y cómodos que son los taxis en Bangkok, y con el calor que hace, no tiene ningún sentido pegarse una caminata de más de media hora, para que además, al llegar al muelle de Si Phraya (nº 3), resulte que desde allí no salen los barcos públicos y tengamos que continuar andando otro cuarto de hora más, hasta el  difícilmente localizable muelle nº 4 (Marine Dept.), en el barrio de Chinatown.

Tomamos un ferry público, fácilmente identificable por sus banderas  amarillas o naranjas, que por tan sólo 15 Baths te acerca en un agradable  paseo por el rio de menos de media hora hasta el muelle nº 9 (Tha Chang), donde se encuentra el Palacio Real.
 
 

Visita del Palacio Real de Bangkok

Ya en las inmediaciones uno se empieza a tomar conciencia de lo que se va a encontrar: hordas de turistas de distintas nacionalidades, provistos de sus palos selfies y cámaras de fotos, que deslucen enormemente la visita.

Para colmo, entrar al palacio requiera pasar por caja (500 Bahts por persona), previa enorme cola para comprar los tickets, y después superar un estricto control de mochilas.

Menos mal que, apercibidos, llevavamos agua e ibamos con ropa adecuada (pantalones largos y hombros cubiertos), sino, nos toca aguantar una cola más para alquilar un fular para entrar y encima sin agua con la que sofocar el insoportable calor de Bangkok. Si uno consigue abstraerse de todos estos inconvenientes, hay que reconocer que el complejo resulta deslumbrante.
Visita Palacio Real BangkokPalacio RealPalacio Chao Praya

El Palacio Real de Bangkok se comenzó a construir en el 1782, bajo el reinado de Rama I, con motivo del traslado del reino de Siam (actual Tailandia), desde Thonburi (en el otro lado del río Chao Praya) a Bangkok.

De todo el complejo destacan por su belleza su gran estupa dorada, muy del estilo de las que pueden verse en Birmania, los enormes guerreros mitológico de más de 5 metros de altura que espada en mano protegen los accesos, y el barroco Panteón Real con sus bonitos azulejos e incrustraciones de oro. Cada rincón del recinto esta profusamente decorado.

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El Wat Pbra Kaew (Templo del Buda Esmeralda)


Pero el  edificio más famoso del recinto es el Wat Phra Kaew, conocido como el Templo del Buda Esmeralda, pues en su interior se alberga esta imagen que, a pesar de sus pequeñas dimensiones (45 cm de altura) y de no ser realmente de esmeralda sino de Jade verde, resulta la más venerada del país. Tanta devoción se la tiene que sólo al monarca le esta permitido tocarla.
 
Data del siglo XV y fue traída desde Chiang Mai, desconociéndose si realmente fue construida allí, o fue robada de la India o Sri Lanka. Aunque en el interior de tempo están prohibidas las fotografías, conseguimos sacar alguna disimuladamente.
 
Martina estuvo un buen rato jugando con una niña china mayor que ella y muy graciosa, que no cesaba en su empeño, a pesar de la ferrea oposición de su madre, de regalarle a mi hija una girnalda de flores que llevaba puesta.
 
Wat Phra Kaew Palacio Real BangkokBuda Wat Phra Kaew
 

Wat Pho, el buda recliando de Bangkok

 
Terminada la visita, cometimos de nuevo el error de ir caminando hasta el Wat Pho (Buda Reclinado), y encima hacerlo por la ruta equivocada, bordeando la muralla norte del Palacio Real, en lugar de hacerlo por el flanco sur, bastante más corto. Mejor hubiera sido también coger un taxi, o incluso el ferry de vuelta hasta la parada nº 8.
 
El caso es que entre el calor que hacía, y el cansancio que arrastrábamos, la caminata se nos hizo muy dura, sobre todo para la pobre Martina que  iba realmente sofocada en su coche de paseo, así que antes de entrar a visitar el Wat Pho, decidimos parar en el primer bar que vimos a tomar nuestro primer Mango Shake del viaje, que nos supo a gloria.
 
Tras el refrigerio, nos dirigimos al recinto del  Wat Pho, también conocido como el templo del buda reclinado (100 Bahts por persona con botella de agua incluida).
 
La visita resultó mucho más agradable que la del Palacio Real, pues sin ser tan deslumbrante como este, esta mucho menos saturado de visitantes con lo que se puede disfrutar con la tranquilidad que requieren este tipo de lugares.
 
Nos gustó mucho el buda reclinado (46×15 metros), elegante y sereno a partes iguales, yace empotrado dentro del edificio. Una pena que estuvieran restaurándole las plantas de los pies, tapadas por ello con una lona que nos impidió ver sus incrustaciones de madreperla que simbolizan las 108 lakshanas o características de Buda. 
Buda reclinado Wat Pho BangkokBuda tumbado de Bangkok
 

 Merece mucho la pena también perderse por los distintos patios interiores dispersos por el recinto, en los que contemplar tranquilos las largas y repetitivas hileras de budas dorados en posición de meditación (se dice que hay más de 1000).

El recinto cuenta también con una afamada escuela de masajes, donde además de impartir cursos ofrecen masajes a buenos precios. Nos quedamos con las ganas de darnos uno, pero teníamos hambre y la niña estaba despierta, con lo que o sólo uno se daba el masaje mientras el otro la atendía, o perdíamos demasiado tiempo turnándonos. 

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Salimos de Wat Pho dispuestos a comer. Nos acercamos por curiosidad a conocer el famoso restaurante The Deck, muy recomendado para cenar, más que por la comida por las buenas vistas que ofrece su terraza al templo Wat Arum, levantado justo en la orilla opuesta del rio.

La verdad es que el restaurante es bastante caro, y estaba muy poco animado. Además, teniendo en cuenta que el Wat Arum está de reformas, lleno de andamios, la vista tampoco era la mejor, así que salimos de allí, y decidimos ir a comer al bar restaurante The Gate, en la misma calle y de los mismos dueños que The Deck pero más asequible. Nos gustó bastante. Comimos un curry verde buenísimo, un arroz frito con pollo del que dio buena cuenta nuestra agotada hija, y dos Mango Shake (450 Baths).

Lo normal tras la comida hubiera sido cruzar el rio en Ferry para visitar el impresionante Wat Arum y subir a su torre principal, pero como decíamos, en esas fechas se encontraba en obras completamente andamiado con lo que no merecía la pena la visita, así que volvimos al hotel para descansar algo antes de volver a salir a la calle para ir a cenar al restaurante Mango Tree.

Templo Wat Arum Bangkok
 
El Mango Tree fue de largo el restaurante más caro de todo nuestro viaje, y realmente no mereció la pena para su precio, si bien he de reconocer que el servicio y a la atención, sobre todo hacia nuestra hija, fue exquisito. Cenamos un aperitivo típico, un curri rojo con pescado y marisco muy bueno, un curri massaman de pollo, un pollo asado para la niña, dos mango shake y una cerveza (1.718 Bahts).
 
Antes de volver al hotel decidimos darle una segunda oportunidad al Mercado de Patpong, sobre todo porque estaba al lado del restaurante. La verdad es que la impresión que nos llevamos fue igual de negativa que la primera noche.
 

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